SEXTO DÍA
(miércoles)
Roguemos por los
niños pequeños y pro aquellas almas que se han hecho iguales a ellos
En su pureza y
simplicidad
¡Oh, Misericordiosísimo Jesús!, que dijiste:
“Aprended de Mí, que soy manso y humilde de
Corazón”
Recibe de Tu Misericordiosísimo
corazón a las almas de los niños pequeños y aquellos
Que se han hecho
iguales a ellos, siendo mansos y humildes, y con su virtud han
Atesorado en el Cielo
inmensos y galardones y forman una Corona
Fragante ante el
Trono de Nuestro Padre Celestial, concede que moren continuamente de Tu Sagrado
Corazón, para que alaben la Misericordia de Dios por toda la eternidad.
El alma de veras humilde y mansa posee un gusto
Anticipado de las
delicias del paraíso:
La hermosura de un
corazón puro y sencillo.
Alegra a todos los
Espíritus Celestiales y a Su creador
¡Padre Eterno! Mira
con compasión a las almas de los niños pequeños y a las almas de todos aquellos
que son mansos y humildes, y que por Tu Gran Misericordia se han hecho
Semejantes a Tu Hijo,
y cuya fragancia de virtud se eleva hasta su Trono.
¡Oh, Padre De
Misericordia! Te suplicamos por el amor y la complacencia que tienes
En dichas almas,
bendigas al mundo entero, para que todos se unan, tributando
Alabanza eterna a Tu
Gran Misericordia. Amén
Un
Padrenuestro, Avemaría…y Gloria
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