CORONA DE LA
MISERICORDIA
(Para rezarla
particularmente en su Rosario)
Un
Padrenuestro. Ave María y Credo
En las Cuentas
grandes:
“¡Padre Eterno!
“¡Padre Eterno!
Yo te ofrezco el
Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo
Y Señor Nuestro
Jesucristo en expiación por nuestros pecados y los
Pecados del mundo
entero”
En las cuentas
pequeñas:
“Por la Pasión Dolorosa de Jesús. Te
Misericordia de nosotros y del
Mundo entero”.
(Esto se repite
diez (10) veces en cada decena del Rosario, MEDITANDO en los
Diferentes
Misterios).
Para concluir, se
reza tres veces:
“SANTO DIOS,
SANTO OMNIPOTENTE,
SANTO INMORTAL
TE MISERICORDIA DE
NOSOTROS Y
MUNDO ENTERO”.
Jaculatoria:
¡Oh, Sangre y
Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como
una Fuente de
Misericordia para nosotros, yo confió en Vos”
SÉPTIMO DÍA
(jueves)
Roguemos por todos
los adoradores de la Divina Misericordia y por los que la pregonan, para que
hagan iguales a la imagen Viva del Misericordiosísimo Corazón de Jesús
¡Oh,
Misericordiosísimo Jesús! Cuyo corazón es el amor mismo, recibe en Tu Corazón
aquellas almas que veneran y alaban especialmente la Grandeza de la Divina
Misericordia, y que, atormentados por los pecados de la Humanidad, tratan de
raparlos y hacen todo lo posible parar publicar por todo el mundo Tu Infinita
Bondad y Misericordia abundante. Abrázalos con tu siempre creciente
Misericordia y fortalecerlos siempre creciente Misericordia
Gracia y perseverancia y paciencia.
Alabando la bondad de
su Maestro.
El alma es amada por
El especialmente.
Y tiene el privilegio
de estar cerca de la Fuente viva.
Para disfrutar de las
gracias de la Divina Misericordia.
¡Oh, Padre Eterno,
mira con Ojos Misericordiosos aquellas almas que tienen una devoción especial a
la veneración y glorificación de Tu infinita Misericordia, y que te glorifiquen
con palabras y obra, y que, por imitarte, son misericordiosos con sus prójimos
Te suplicamos, humildemente les
Muestres aún más Tu
Misericordia, según la esperanza que han puesto en Ti y de acuerdo con Tus
promesas. Protégeles siempre por todas partes como Tu propia Gloria, y,
especialmente, en la hora de su MUERTE. Amen
Un Padrenuestro, Avemaría…y Gloria
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